“Puedes llorar porque se ha ido o puedes sonreír porque ha vivido;
puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva
o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado;
tu corazón puede estar vacío porque no la puedes ver
o puede estar lleno del amor que compartisteis.
Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío o dar la espalda
o puedes hacer lo que a ella le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir”
(Anónimo Escocés)

27 marzo 2008

Ya han pasado nueve meses....


Hola, Anna. Hace ya nueve meses que no estás físicamente con nosotros, nueve meses de intentar aprender a vivir sin ti. Mucho tiempo si se cuenta desde la realidad física, apenas nada si se mira desde el corazón. Me parece que fue ayer, que habíamos acabado de ver Annie en la tele y me dijiste "Buenas noches, mama". Pero eso es lo que quiero, tener los recuerdos cada vez más vivos . Los buenos y los malos, no me importa, porque precisamente en los malos es cuando más luchábamos y más esperanza teníamos. Las entradas de este blog me permiten describir como eras, tu día a día, tus gustos, tus aficiones. Pero muy pocas veces te he hablado a través de él. No me hace falta. Creo que, desde allí donde estés, nos vigilas y nos ayudas a seguir, a tu padre y a mi. No hay día en el que no hablemos de ti y allí donde vamos, tu vienes con nosotros. Y sabes en todo momento cómo nos encontramos, qué pensamos, que sentimos (seguro que en algún momento habrás pensado "¡Jo, que morro, vosotros sí y yo no!"

Cariñete, sigue ayudándonos a continuar...

18 marzo 2008

Grupo AVES y Fundació CA N'EVA



Ya se acaba el Grupo de Duelo del Hospital Sant Joan de Déu y con ello cerramos un primer ciclo en nuestro proceso de Duelo. Han sido casi cinco meses de compartir, junto a otros padres, el dolor de haber perdido a nuestros hijos. Y desde ese dolor ha nacido también una amistad que no necesita palabras, en la que basta con una mirada unos a otros para saber lo que sentimos. En nuestro caso también hemos superado tener tan cerca el Hospital en el que, durante seis años, visitamos mensualmente.

Precisamente porque sentimos la necesidad de relacionarnos con padres en nuestra misma situación, desde el mes de Febrero Santi y yo asistimos a las reuniones semanales del Grupo de Ayuda Mútua AVES. Si en Sant Joan de Déu el grupo está moderado por un profesional médico y funciona como un coloquio, en AVES lo dirigen, desde la experiencia personal, padres que hace años que han perdido a su hijo. Al ser un grupo más abierto, las vivencias son también más amplias...y en ocasiones más dolorosas si cabe. Si el Grupo de Sant Joan de Déu nos ha ayudado a liberarnos, sobre todo, de la impotencia y de la rabia que surgió en nosotros tras la muerte de Anna creo que, con las reuniones en AVES quizás conseguiremos aprender a seguir viviendo sin ella; a intentar darle más relevancia a la parte positiva de su corta vida y relegar a un segundo plano todo lo malo vivido en estos casi once años; en fin, a poder llegar a sonreir con sus recuerdos.

He de hablar también de la Fundació Acompanya CA N'EVA, el lugar ideal para que todos los padres que hemos perdido un hijo podamos compartir sentimientos y emociones en un entorno diferente, compartir una comida, una cena, un paseo, una lectura y ¿por qué no? también lágrimas y risas (no, no me he equivocado, he dicho risas), sin estar obligados a aparentar física e interiormente, lo que no sentimos.

03 marzo 2008

Más recuerdos


Este fin de semana Santi y yo hemos colaborado con el V Rally Costa Brava Històrics 2008. Santi ya hacía años que deseaba ir y este año ha tenido la ocasión, arrastrándome a mi de paso. Nuestra misión era colocarnos en un punto estratégico del tramo a recorrer por los pilotos y cronometrar los tiempos. Para Santi que disfruta conduciendo y a mi que me gusta viajar en coche ha sido la oportunidad perfecta para recordar lugares en los que ya habíamos estado con Anna .

Vic ha sido uno de ellos. Una de nuestras visitas obligadas cada diciembre, desde que Anna tenía 4 años, era el Mercat Medieval de Vic. Íbamos con Teresa, Jordi y Jordi hijo. Acostumbrábamos a llegar sobre las diez de la mañana, y directamente a desayunar. Recuerdo a Jordi pequeño buscando en la carta si había bocadillo de tortilla de patatas, y a Anna haciéndose la remolona para comer. Después, vuelta por el mercado apretujados entre la gente, subir a los niños en los burritos, comprar pan, coca, chocolate... A comer a casa de Teresa y Jordi y toda la tarde los niños jugando. Fueron seis años haciendo prácticamente lo mismo.

Ripoll fue otro de los lugares por los que pasamos. En febrero del 2006 fue la última vez que Anna pisó la nieve. Subimos a Valter 2000 y de regreso, después de haber comido en Camprodón, paramos en Ripoll, precisamente para ver la salida del Rally al que hemos ido este año. Recuerdo muy bien que entramos en un supermercado y Anna se compro una bolsita de "pelotazos" y un refresco de naranja. Al abrir la bolsa de cualquier manera (eso lo heredó de mi), la mitad del contenido cayó desparramado. Hasta hace poco aún salía alguna bola de estas por el coche.

Regresando al tema de la nieve, en enero de 2001 Anna se puso por primera vez los esquis. Hubiera sido una buena esquiadora porque mantenía el equilibrio y no tenía nada de miedo. Pensamos apuntarla en la escuela de esqui al año siguiente, a pesar de que ni a Santi ni a mi nos va este deporte. Pero todo se truncó en octubre de ese año cuando nos advirtieron que, sobre todo, nada de deportes de riesgo. Aún así, solíamos ir un par de veces cada año y se deslizaba con el trineo, con mucha precaución y vigilada constantemente. Es imposible conseguir que una niña dinámica y atrevida pase, de la noche a la mañana, a ser espectadora de la vida sin poder participar en ella. La dejábamos hacer, siempre con el corazón encogido y muy pendiente de ella, pero sin agobiarla.