“Puedes llorar porque se ha ido o puedes sonreír porque ha vivido;
puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva
o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado;
tu corazón puede estar vacío porque no la puedes ver
o puede estar lleno del amor que compartisteis.
Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío o dar la espalda
o puedes hacer lo que a ella le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir”
(Anónimo Escocés)

29 julio 2008

Verano....


26 julio 2008

Santa Ana

Este es el segundo año que no pasamos con Anna el día de su santo. La llegada de este día significaba para los tres tener un ya un pie en las vacaciones. Normalmente Anna ya había terminado el cole de verano y pasaba esta semana con sus abuelos en LLiçà. Santi y yo, por la tarde, después del trabajo, subíamos a verla. Nos esperaba con su abuelo en un lado de la carretera y ya subíamos todos en el coche. Nada más llegar, se ponía el bañador y se bañaba con Santi en la piscina. Despúes cenábamos y Santi y yo regresábamos a casa.

Cuando tenía tres años se me ocurrió regalarle una Barbie, y jamás se me olvidará la expresión de su cara cuando se la dimos: ¡Hala, una Barbie!, exclamó. Me acuerdo de ese momento como si fuera ahora mismo.

Acompaño esta entrada con un dibujo de Leonardo da Vinci: Santa Ana. El año pasado, durante la visita a la catedral de Florencia, cuando fui a mirar unas láminas del pintor, allí estaba, la primera de todas......

13 julio 2008

Víctor


Hoy hace un año que Victor se marchó. Conocimos a sus padres en el Grupo de Duelo de Sant Joan de Déu, y a partir de ahi, iniciamos una amistad que nos ha permitido conocerlo un poco más cada día. Antonio, Esther, sabemos que la llegada del primer año de la muerte de nuestros hijos es muy dura, y más cuando, por desgracia, hemos vivido los momentos previos a su marcha con mucho dolor. Pero vereis que las fechas son sólo eso, fechas, que nos hacen remover el corazón. A partir de ahora volvemos a luchar por recuperar de nuevo los buenos recuerdos vividos junto a nuestros hijos. Y dejaremos aparcados los malos momentos en un rincón de nuestra mente.