“Puedes llorar porque se ha ido o puedes sonreír porque ha vivido;
puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva
o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado;
tu corazón puede estar vacío porque no la puedes ver
o puede estar lleno del amor que compartisteis.
Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío o dar la espalda
o puedes hacer lo que a ella le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir”
(Anónimo Escocés)

30 abril 2009

Dos años sin Anna en casa


Hoy hace dos años que salimos de casa, hacia el hospital para ingresar en cámaras.
Durante todo el día me han venido recuerdos de todo lo que paso aquel día. Recuerdo como estuvo tranquila en casa, jugando a la Play y dejando un juego a medias para terminarlo cuando volviera a casa; las despedidas de los abuelos, familiares y amigos.
Comimos en silencio, no se lo que pensaría ella, pero yo tenia una sensación de temor y tristeza que me acompaño todo el día.
Toda la habitación permanece igual que la dejó ella, todo más o menos en su sitio. Incluso el calendario conserva la fecha del día de hoy
Me viene a la memoria el momento que salíamos de casa y cerrábamos la puerta.Quien me iba a decir que ya no volvería más a casa.
Fuimos los tres en silencio en el coche. Llegamos al hospital, la larga espera en administración y en la sala de espera de cámaras.
Entraron las dos por un largo pasillo que luego se haría familiar y cada día que entrabas lo hacías con la ilusión de que todo marchaba bien.
Nunca podré olvidar el olor del agua, de la ropa salida de la bolsa desinfectada, la mascarilla, el ruido del aire dentro de la cámara y, sobre todo, aquel frio que se te metía por todo el cuerpo.
Las largas tardes fuera de la cámara sentado en una silla dándole vueltas a la cabeza e intentando no pensar en la enfermedad, mientras de vez en cuando mirabas por la ventana redonda al interior (la pecera como decía ella).
Han pasado dos años de aquella tarde que empezó todo el proceso del trasplante, dos años ya………………….