“Puedes llorar porque se ha ido o puedes sonreír porque ha vivido;
puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva
o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado;
tu corazón puede estar vacío porque no la puedes ver
o puede estar lleno del amor que compartisteis.
Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío o dar la espalda
o puedes hacer lo que a ella le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir”
(Anónimo Escocés)

23 abril 2010

Sant Jordi

Con este dibujo Anna ganó el premio de la escuela de dibujo a la que asistía cada lunes. El tema era la leyenda de Sant Jordi y ella la interpretó a su manera: el dragón cantando en una discoteca bajo la mirada atónita de la princesa y su salvador. Anna tenía seis años.

18 abril 2010

Carta de un hijo de la Luz


Mamá, Papá, ya no estoy con ustedes como acostumbraban verme; su mirada no cruza más que el vacío y ya no me oyen reír, gritar y llorar. A veces sin embargo, todavía estoy aquí, cerca de lo que me era familiar, capaz de ir y venir como me da la gana, sigo siendo como me conocieron, con otra apariencia imperceptible para sus ojos, pero que es una realidad para mí.
Sigo estando vivo, con mi carácter, acordándome de todo lo que aprendí y siempre lleno de amor hacia ustedes, quizá más todavía, porque ahora es mi alma la que se expresa.
No les pido que no lloren, el llanto es como el aguacero que lava el alma; ahora vivo en otra parte y les pido pensar en mí de la misma forma en que me recordaban cuando nos separábamos por un corto tiempo, pues NOS VOLVEREMOS A ENCONTRAR, se los aseguro.
Mamá, Papá tengo muchísimos medios a mi disposición para hacerles saber y entender que ESTOY INTENSAMENTE VIVO; les puedo colocar índices en su camino para que puedan encontrar el libro que los iluminará o las personas que los ayudarán.
Puedo manifestarme en sus sueños o ponerles un perfume que les recuerde mi presencia; también puedo hacer ruido, desplazar objetos o jugar con la electricidad; hasta puedo provocar un soplo de aire que los acaricie. También me dijeron, los que me recibieron, que bajo ciertas circunstancias era posible acariciarlos directamente o hablarles y hasta hacerme visible en mi traje de luz.
Mamá, Papá solamente piensen en mí de la misma forma que antes de mi partida y sobre todo, estén atentos a las señales que intento enviarles.
Entonces ya verán, cuando la tormenta se calme en sus espíritus, cuando hayan entendido que la muerte no es un fin, cuando hayan aceptado mi partida y se hayan dado cuenta que sigo estando vivo con ustedes; el cielo se iluminará y nos llevarán a una maravillosa comunión en donde nuestras almas se juntarán para la eternidad.
Tu Hijo de Luz