Hoy hace diecisiete años que fuimos padres por primera vez. Jamás pude imaginar que nuestra hija sólo estaría con nosotros diez años y medio, que una cruel enfermedad nos la arrebataría y que deberíamos intentar acostumbrarnos a vivir sin ella físicamente. El camino desde entonces ha sido muy duro, sobre todo al principio, pero poco a poco el dolor se ha ido mitigando quizás porque hemos aprendido a vivir con ella en el corazón.
Y es que nadie muere del todo mientras haya alguien que lo recuerde.....