“Puedes llorar porque se ha ido o puedes sonreír porque ha vivido;
puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva
o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado;
tu corazón puede estar vacío porque no la puedes ver
o puede estar lleno del amor que compartisteis.
Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío o dar la espalda
o puedes hacer lo que a ella le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir”
(Anónimo Escocés)

17 febrero 2008

Convivir con la enfermedad II. (2001 - 2004)

D e octubre de 2001 hasta casi todo el 2004 aprendimos a convivir con la enfermedad.

Las revisiones se hacían cada dos meses y, salvo que Anna no se resfriara (noviembre y marzo eran los meses con más probabilidad), éstas se limitaban a una analítica. Llegábamos sobre las siete y media al hospital, le pinchaban, íbamos a desayunar y después esperábamos hasta la hora de la visita, que solía ser alrededor de las diez.

Durante la espera Anna dibujaba (siempre llevaba encima sus colores), miraba algún cuento que le comprábamos en el quiosco del hospital, o simplemente jugábamos al "veo,veo". Yo temía esto último porque mi estómago era un manojo de nervios y debía esforzarme mucho en dominarme y que Anna no notara nada. Una vez dentro de la consulta Santi y yo sólo deseábamos escuchar: "Bueno, la analítica está bastante bien, mantiene los niveles...". Durante un tiempo tuvimos suerte y estas palabras se repitieron. Fue entonces cuando nos dieron la noticia de que la Anemia de Fanconi mostraba un mosaicismo (igual cantidad de células buenas y enfermas), lo cual quería decir que existía alguna probabilidad de que la enfermedad revirtiera con los años. Esto nos ayudó enfrentarnos a la enfermedad con más esperanza.

A lo largo de aquellos años Anna jamás se quejó cuando la pinchaban, la enseñaron a aspirar el aire y luego soltarlo poco a poco, y así lo hacía. Eso sí, nunca dejó que le pusieran un esparadrapo. Odiaba tener que quitárselo.

Al principio, si salíamos pronto de la visita y no encontrábamos mucho tráfico a la vuelta, intentamos que Anna fuera al cole, con la idea de que allí olvidaría pronto que había estado en el hospital. Sólo lo conseguimos en un par de ocasiones. Le costaba incorporarse a las clases cuando ya habían empezado, y eso que ya habíamos quedado de acuerdo con su tutora. Además ese día madrugábamos mucho y yo tenía miedo de que se quedara dormida a la hora del comedor. Decidimos entonces que los días que tuviera control en el hospital, a la vuelta se quedaría con sus abuelos en Barcelona y pasaría el día con ellos. Fue una forma de que el día tuviera su parte mala y buena. Anna estuvo encantada.

Durante casi siete meses Anna estuvo tomando únicamente una dosis bastante alta de cortisona. Este medicamento ayudaba a que los tejidos no sangraran tan fácilmente. En el 2003 se bajó al mínimo la dosis de cortisona pero empezó a tomar al mismo tiempo Danatrol, un andrógeno, que parecía elevar un poco los niveles de hemoglobina y plaquetas. A causa de la cortisona se le redondeó la cara, pero en cuanto se redujo la dosis volvió a su aspecto normal.

2 Vuestros comentarios:

Unknown dijo...

"Y,un dia,mientras transitamos este eterno presente que llamamos vida,las semillas de nuestros sueños se transformaran en arboles,y desplegaran sus ramas que,como alas gigantescas,cruzaran el cielo,uniendo en un solo trazo nuestro pasado y nuestro futuro."Fragmento del libro "cuentos para pensar" Jorge Bucay.

Anna dijo...

Precioses les fotos de Anna en moviment!!!
Quants moments feliços conviscuts!
Això no ens ho treu ningú i formarà part del record per sempre!
M'encanta mirar el vostre Blog perque així conec a l'Anna,i amb el seu somriure em transmet l'alegria de viure el que ens ha tocat, amb la certesa que els tornarem a veure perquè la seva essència no es pot haver perdut, és impossible!
Us estimem!
Anna