El primer año compramos el Nacimiento. La idea era ampliarlo cada Navidad con nuevas figuras que ella escogiera. La última, una fuente de agua, la compramos el año pasado en el Mercado de la Sagrada Familia. Tenemos una buena colección de "caganers": cada año se incorporaba un nuevo personaje a nuestro pesebre. La idea de Anna era que cuanto más "caganers" hubiera, más chucherías encontraría cada mañana.
Respecto al árbol, la ilusión de montarlo se acababa en la tercera bola. Era yo quien lo terminaba decorando cada año.
Otra de las costumbres fijas era la compra del Calendario de Adviento, que marcaba los días que tenía que esperar para su cumpleaños.
Cada año era una nueva ilusión: la primera cabalgata con un año, protegiéndola de la lluvia de caramelos; su primer festival de Villancicos con dos años en la guardería,
la sorpresa de encontrar los regalos el día de Reyes, sus primeras compras sola en la Fira de Nadal, la sorpresa de a quien le tocaba el rey y el haba del Roscón de Reyes...
Me cuesta mucho no recordar esto sin lágrimas pero se que recordándolo la mantenemos viva en nuestro pensamiento y en nuestro corazón. Estas Navidades son y tienen que ser para nosotros diferentes. Este año no tenemos físicamente un árbol, un Nacimiento o un Calendario, pero en nuestro corazón permanecen guardados todos los de estos diez años.
1 Vuestros comentarios:
Que difícil el Nadal sense ells...
A vegades penso, però, que aquest Nadal els nostres nens han estat més que mai en els cors de molta gent...
Que segur que ells han somrigut amb compassió veient les nostres emocions i sentiments a flor de pell a cada instant...
Que ens han fet veure l'autentic sentit del Nadal d'amor i de pau...
Us estimem
Natxo i Anna
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