Ya por la tarde Santi tenía muy claro que quería ver la Cabalgata. Me ha dicho que se sentiría mejor si lo hacía, ya que así tendría la sensación de tener a Anna a su lado. Da la coincidencia de que la Cabalgata hace dos años que pasa por delante de casa y desde el balcón se ve perfectamente. Yo, a medida que se acercaba la hora, estaba más segura de que no podría verla. Al oir el murmullo de niños en la calle no he podido más y me he puesto a llorar. Toda la emoción contenida de estos días ha salido fuera. Pero luego, más calmada, he salido al balcón y hemos visto la Cabalgata. Ya se que tú, Anna, has tenido este año un sitio de preferencia para ver los Reyes. Quizás ibas en la carroza del rey Gaspar....
Todavía nos falta pasar la noche. Este año no se nos harán las tres de la mañana montando juguetes, ni no nos enfadaremos si nos faltan piezas ni discutiremos sobre que regalos dejamos envueltos y cuales no.
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